Luna es una tortuga pequeña, cariñosa y un poco miedosa, sin embargo un día...
LA TORTUGA LUNA.
Érase una vez una tortuga que se llamaba Luna. Luna era una tortuga marina. Era pequeñita y tenía los ojos de color azul océano. Era muy simpática y miedosa, pero a lo que más miedo tenía era al fuego.
La pequeña tortuga vivía en las ruinas de la vieja torre del faro, cerca de la escuela para tortugas. A Luna le encantaba ir al colegio y estar con sus amigos y amigas, aunque a veces, se ponía triste porque sus amigas se reían de lo miedosa que era.
Un día sus amigas tortugas decidieron alejarse de la orilla del mar –algo peligroso para ellas por ser pequeñas- cuando de pronto se oyeron gritos de socorro.
Luna reconoció las voces de sus compañeras, se guió por el sonido y descubrió que las tortuguitas estaban rodeadas de un círculo de fuego.
Luna, con valentía, decidió salvarlas. Sin pensarlo, corriendo más rápido de lo que andan las tortugas, cogió un cubo, nadó lejos, lo llenó de agua, lo transportó en su concha y lo arrojó sobre las llamas. El fuego desapareció y rescató a sus amigas.
Las tortuguitas le pidieron perdón y aprendieron a no reírse nunca más ni de Luna ni de nadie.
¡Y colorín, colorina, aquí termina esta aventura marina!
La pequeña tortuga vivía en las ruinas de la vieja torre del faro, cerca de la escuela para tortugas. A Luna le encantaba ir al colegio y estar con sus amigos y amigas, aunque a veces, se ponía triste porque sus amigas se reían de lo miedosa que era.
Un día sus amigas tortugas decidieron alejarse de la orilla del mar –algo peligroso para ellas por ser pequeñas- cuando de pronto se oyeron gritos de socorro.
Luna reconoció las voces de sus compañeras, se guió por el sonido y descubrió que las tortuguitas estaban rodeadas de un círculo de fuego.
Luna, con valentía, decidió salvarlas. Sin pensarlo, corriendo más rápido de lo que andan las tortugas, cogió un cubo, nadó lejos, lo llenó de agua, lo transportó en su concha y lo arrojó sobre las llamas. El fuego desapareció y rescató a sus amigas.
Las tortuguitas le pidieron perdón y aprendieron a no reírse nunca más ni de Luna ni de nadie.
¡Y colorín, colorina, aquí termina esta aventura marina!
Enhorabuena y Gracias E.C.L.
#EstamosConectados. #QuédateEnCasaConUnLibro.
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